
Elvis Presley, el físico Stephen Hawking y yo tenemos algo en común. Claramente no son los dotes artísticos de "el rey"... ni yo, ni menos Stephen Hawking (claramente) bailamos ni cantamos como lo hace Elvis. Tampoco es la inteligencia científica de Hawking, ya que tanto los talentos de Presley como los míos no van por esa área.
Pero sí hay algo que nos une: los tres nacimos un 8 de enero. Me pregunto si a Elvis y a Hawking les habrá cargado tanto la fecha como a mí. Nadie se acuerda, te llegan pocos regalos (por estar cerca de la Navidad), las amigas están donde tú no estás, las señales de los celulares no pescan en las zonas de veraneo, etc, existen una y mil razones para no querer tener el cumpleaños el 8 de enero.
Pero este año 2006, al cumplir 24 primaveras, al fin vencí la maldición de "los peores cumpleaños".
¿Las razones? La primera es que la vida laboral hace que todo el mundo esté en Santiago y la segunda es simple y obvia: tengo el mejor pololo del mundo. Aquí van más detalles.
RAZONES POR LAS CUALES MI CUMPLEAÑOS FUE EL MEJOR CUMPLEAÑOS
1) Sorpresa Número 1 "El almuerzo": Como Gabriel me conoce bien y sabe que comer me hace feliz, me invitó a almorzar al "Albatros" en Concón. Mmmmm, me comí unas machas a la parmesana y después un chupe de camarones que estaba increíble.
2) Sorpresa Número 2 "El regalo": Mi luna de miel soñada. ¡A Punta Cana las maletas! Sol, playa y todo incluído para gozar de lo lindo. Realmente una sorpresa. ¡¡Gracias Gabrielito!!
3) Sorpresa Número 3 "Cumpleaños Sorpresa" (valga la redundancia): Sin sospechar nada llegué a la casa de Gabriel (con la excusa de buscar unas llaves) y estaban todas mis amigas ahí, quienes me recibieron con un fuerte "Sorpresaaaaaa". Debo agradecer a la Tuti por convocar a las amigas de colegio, a la Javi por todos los preparativos, a la Andrea por la rica torta y a todas en verdad, por su linda presencia y aportes. Y bueno, como no agradecer una vez más a Gabriel, gestor y organizador número 1 de todo esto.
4) Sorpresa Número 4 "El regreso de Lurry": Y como si todo esto fuera poco, en la mitad del cumpleaños tocan el timbre, abro y ahí mirándome con sus ojos tiritones estaba Lurry. Quedé en shock y sólo grité... ella también gritó. Supuestamente llegaba el 15, ¡qué gran sorpresa!
Y así pasé mi cumpleaños, muchas emociones para un sólo día. ¿Ven? La maldición de "los peores cumpleaños" no sólo se puede acabar, sino que puede pasar de ser maldición a ser una verdadera bendición. ¡¡Gracias!!