
Y llegó el esperado 19 de noviembre. Cuando fijamos la fecha parecía tan lejana, pero el tiempo pasó volando. Resultó todo demasiado increíble.
Yo pensaba que la Postura de Argollas era una ceremonia-trámite, sin mucha emoción, pero claramente me equivoqué. Nuestra ceremonia fue maravillosa. Mi papás se produjeron al máximo y tenían la casa muy bonita para recibir a la familia Aste-Díaz, que

vino desde Viña a acompañarnos.
El Padre Jorge Marín bendijo nuestras argollas y dio tiempo para que la gente nos dedicara algunas palabras. Habló mucha gente, nunca me lo hubiera esperado, y nos dijeron cosas tan, tan lindas que me emocioné y hasta se me cayeron unos lagrimones.
Después almorzamos y compartimos todos juntos, la familia de

Gabriel, mi familia y nuestros amigos.
Fue un día precioso, de mucho calor, pero sobre todo de mucha calidez, emociones, besos, abrazos y felicitaciones.
Pero la noche no se quedó atrás. Un evento tan importante merecía una celebración all day and night long, por lo que nuestros amigos y amigas más queridas también llegaron a acompañarnos.

Ahora con Gabriel lucimos argollas en nuestros dedos, qué gran paso.
Muchísimas gracias a todos quienes estuvieron con nosotros, gracias por las palabras, las flores, los regalos, los abrazos, los buenos deseos; pero sobre todo, gracias por hacer de ese día algo tan lindo y especial.